Simon Monneret: _ A su juicio ¿que papeles desempeñan, respectivamente, las influencias inconcientes, la memoria y las pulsiones, en la composición de una obra de arte?
René Huyghe: _ un artista experimenta una necesidad de expresarse, una pulsión, una aspiración que busca una imagen para simbolizarse y presentarse.
Ahora bien, todo ser humano posee un repertorio de imágenes provistas por sus recuerdos los cuales están a su disposición como las “palabras de un diccionario” ¿no era esto lo que decía Delacroix?
En este momento, el individuo sufre una especie de atracción bipolar: la del polo que quiere manifestarse, lo llama y le envía ondas; y la del polo de la memoria que responde a esa sucesión de ondas movilizando un teclado de imágenes. Si la respuesta es conveniente, lo que busca expresarse se unirá a la imagen proporcionada por la memoria.
Empero, esta es el resultado de lo adquirido, de las influencias. Cuando un artista quiere expresar algo que lleva dentro y que siente como cosa inédita, no sabría crear la forma adecuada de manera integral- me refiero a crear hasta el último de sus elementos- porque eso es casi imposible. Primero buscara en el inmenso repertorio de lo “totalmente hecho” que su memoria mantiene a su disposición, alguna forma que pueda convenirle. Por fuerza, la respuesta de lo ya existente tiende a sustituir a la creación, tan ardua y aleatoria, de una imagen o forma inédita.
En consecuencia, en el artista hay una reminiscencia de una forma conocida, más que una creación integral, aunque es típico de un gran artista aproximarse a esta ultima de modo directo. Tal reminiscencia siempre sufre una readaptación o remodelamiento con el fin de que pueda adaptarse mejor a aquello que aspira a encarnarse en ella. El creador será tanto mas grande cuanto mas transmute e imponga su impulso interior; en vez de someterse a esta respuesta externa.
(René Huyghe: escritor, historiador, exdirector del museo del Louvre)
René Huyghe: _ un artista experimenta una necesidad de expresarse, una pulsión, una aspiración que busca una imagen para simbolizarse y presentarse.
Ahora bien, todo ser humano posee un repertorio de imágenes provistas por sus recuerdos los cuales están a su disposición como las “palabras de un diccionario” ¿no era esto lo que decía Delacroix?
En este momento, el individuo sufre una especie de atracción bipolar: la del polo que quiere manifestarse, lo llama y le envía ondas; y la del polo de la memoria que responde a esa sucesión de ondas movilizando un teclado de imágenes. Si la respuesta es conveniente, lo que busca expresarse se unirá a la imagen proporcionada por la memoria.
Empero, esta es el resultado de lo adquirido, de las influencias. Cuando un artista quiere expresar algo que lleva dentro y que siente como cosa inédita, no sabría crear la forma adecuada de manera integral- me refiero a crear hasta el último de sus elementos- porque eso es casi imposible. Primero buscara en el inmenso repertorio de lo “totalmente hecho” que su memoria mantiene a su disposición, alguna forma que pueda convenirle. Por fuerza, la respuesta de lo ya existente tiende a sustituir a la creación, tan ardua y aleatoria, de una imagen o forma inédita.
En consecuencia, en el artista hay una reminiscencia de una forma conocida, más que una creación integral, aunque es típico de un gran artista aproximarse a esta ultima de modo directo. Tal reminiscencia siempre sufre una readaptación o remodelamiento con el fin de que pueda adaptarse mejor a aquello que aspira a encarnarse en ella. El creador será tanto mas grande cuanto mas transmute e imponga su impulso interior; en vez de someterse a esta respuesta externa.
(René Huyghe: escritor, historiador, exdirector del museo del Louvre)