Catalina Valencia R 15:4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 15:5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 15:6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. 15:7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. 15:8 En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. 15:9 Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. |
imperfectos perfectos
Una vez le dije a Dios: Padre para qué quieres alguien como yo, torpe en la palabra, lento en la respuestas, tosco en expresarme, con pensamientos reprobados y me siento también mentiroso por que te digo que te amo y hago muchas cosas que no te gustan o digo Padre lo voy a cambiar pero al tiempo tropiezo.
No entiendo para que te sirvo.
Dios me contestó: Mira yo no te puedo decir para que te quiero porque hoy no entenderías pero si te voy a decir que yo te amo y te elegí porque :
¿Cómo se manifestaría mi obra en ti si fueras perfecto?
Yo no tendría nada de què gloriarme y la gloria es mía porque yo soy el único perfecto.
A ti te llamè para que un torpe de palabra cuando estè en mis manos sea maestro de la palabra.
Un lento sea extraordinario en las respuesta y grande en sabiduría.
Un inexpresable sea altamente expresivo y muy fácil de hacerse entender, para que tus pensamientos reprobados sean puros y seas expresión de toda buena obra y de esa manera dejaràs de sentirte mentiroso y serás verdadero.
Ese es mi gran AMOR hacia ti que nadie cree.
Yo conozco tu corazón y sè que tù puedes ser lo que siempre quisisteis y sè que en tu corazón está el sentir más maravilloso por que tù puedes AMAR a tus hermanos, tu tienes AMOR y con eso todo cambio es posible.
Autor Desconocido.
Dios tiene propósito para nuestra vida. Dios hace cosas nuevas de lo que es viejo e inservible. Eres hechura de Dios.
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas. Efesios 2:10.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5:17.
Como difícil es sobrevivir sin agua, difícil es sobrevivir a esta vida tan agitada sin la oración.
En el libro de Romanos, Pablo escribe en el capítulo 12, versículo 12:
muestren paciencia en el sufrimiento,
perseveren en la oración.”
Me gustaría empezar a comentar este versículo contigo, pero de “atrás pa’ lante”.
Si perseveramos en la oración, o sea, si nos mantenemos comunicados con Dios, nuestra perspectiva de los problemas, de nuestras decisiones, y el enfoque de la vida misma, tendrá un filtro celestial que nos permitirá conducirnos de una manera muy diferente a lo que sería continuar viviendo con el impulso de nuestra ansiedad o de nuestros propios esfuerzos.
Amarilis Rivera
“Como ciudad derribada y sin muro, es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda” (Proverbios 25:28)En la antigüedad la única forma de proteger una ciudad de los invasores, era rodeándola de muros y poniendo guardias que la patrullaran día y noche. Hoy en día muchos de los muros de esas ciudades permanecen en pie. La Biblia nos cuenta como en los tiempos de Nehemías, Jerusalén estaba desolada, el muro derribado y las puertas destruidas. Sabiendo lo importante que eran los muros para la ciudad, Nehemías llora y ora a Elohim por su pueblo y su ciudad y sabe que está llamado a restaurarla. Sin muros la ciudad está completamente indefensa. La Escritura compara los muros de una ciudad, con la vida de una persona. El control de nuestra conducta y comportamiento es vital para la protección contra la invasión enemiga. Pablo explica en Gálatas 6:7-8, las consecuencias de vivir una vida sin control, ignorando los parámetros de Elohim. Así como una ciudad sin muros esta indefensa, la vida de una persona sin control está también a merced del enemigo. Sin el Ruaj Ha Koddesh (Espíritu Santo), ninguno de nosotros tendrá fuerzas para resistir el ataque del enemigo, todos necesitamos el espíritu de dominio propio. El problema es que mucha gente disfruta demasiado las cosas que se filtran por los muros resquebrajados y Yaweh no puede ayudarnos a ganar una batalla que deseamos perder. Pidámosle a Elohim primero que nos de el deseo de reparar los muros, luego nuestra vida será fuerte y efectiva para El. |