“Como ciudad derribada y sin muro, es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda” (Proverbios 25:28)En la antigüedad la única forma de proteger una ciudad de los invasores, era rodeándola de muros y poniendo guardias que la patrullaran día y noche. Hoy en día muchos de los muros de esas ciudades permanecen en pie. La Biblia nos cuenta como en los tiempos de Nehemías, Jerusalén estaba desolada, el muro derribado y las puertas destruidas. Sabiendo lo importante que eran los muros para la ciudad, Nehemías llora y ora a Elohim por su pueblo y su ciudad y sabe que está llamado a restaurarla. Sin muros la ciudad está completamente indefensa. La Escritura compara los muros de una ciudad, con la vida de una persona. El control de nuestra conducta y comportamiento es vital para la protección contra la invasión enemiga. Pablo explica en Gálatas 6:7-8, las consecuencias de vivir una vida sin control, ignorando los parámetros de Elohim. Así como una ciudad sin muros esta indefensa, la vida de una persona sin control está también a merced del enemigo. Sin el Ruaj Ha Koddesh (Espíritu Santo), ninguno de nosotros tendrá fuerzas para resistir el ataque del enemigo, todos necesitamos el espíritu de dominio propio. El problema es que mucha gente disfruta demasiado las cosas que se filtran por los muros resquebrajados y Yaweh no puede ayudarnos a ganar una batalla que deseamos perder. Pidámosle a Elohim primero que nos de el deseo de reparar los muros, luego nuestra vida será fuerte y efectiva para El. |