Es recomendable el silencio para los sabios, y mucho más para los tontos"(Proverbios)
"El ignorante se imagina que todo el universo existe para su beneficio, como si nadie más hubiera en él. Por eso, si algo le sucede contrario a sus deseos, piensa tajantemente que sólo lo malo es real. Pero si el ser humano reflexionara sobre el cosmos, se percataría de su insignificancia dentro del mismo y la verdad se mostraría clara y evidente" (Maimónides en Guía de perplejos)
"Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar el mal, aprended a obrar el bien; buscad el derecho, enderezad al oprimido; defended al huérfano, proteged a la viuda. Entonces venid y litigaremos 3 dice el Señor - . Aunque vuestros pecados sean como la púrpura, se pondrán blancos como la nieve; aunque sean rojos como escarlata, quedarán como la blanca lana" (Profeta Isaías)
Si Al Capone, "Dos Pistolas" Crowley, Dutch Schultz, los hombres y
mujeres desesperados tras las rejas de una prisión no se culpan por
nada, ¿qué diremos de las personas con quienes usted, lector, o yo,
entramos en contacto?
John Wanamaker, fundador de las tiendas que llevan su nombre,
confesó una vez: "hace treinta años. he aprendido que es una tontería
regañar a los demás. Bastante tengo con vencer mis propias
limitaciones sin irritarme por el hecho de que Dios no ha creído
conveniente distribuir por igual el don de la inteligencia".
Wanamaker aprendió temprano su lección; en cambio, yo he tenido
que ir a los tumbos por este mundo durante un tercio de siglo antes de
que empezara a amanecer en mí la idea de que noventa y nueve veces
de cada cien ningún hombre se critica a sí mismo por nada, por grandes
que sean sus errores.
La crítica es inútil porque pone a la otra persona en la defensiva,
y por lo común hace que trate de justificarse. La crítica es peligrosa
porque lastima el orgullo, tan precioso de la persona, hiere su
sentido de la importancia y despierta su resentimiento.
mujeres desesperados tras las rejas de una prisión no se culpan por
nada, ¿qué diremos de las personas con quienes usted, lector, o yo,
entramos en contacto?
John Wanamaker, fundador de las tiendas que llevan su nombre,
confesó una vez: "hace treinta años. he aprendido que es una tontería
regañar a los demás. Bastante tengo con vencer mis propias
limitaciones sin irritarme por el hecho de que Dios no ha creído
conveniente distribuir por igual el don de la inteligencia".
Wanamaker aprendió temprano su lección; en cambio, yo he tenido
que ir a los tumbos por este mundo durante un tercio de siglo antes de
que empezara a amanecer en mí la idea de que noventa y nueve veces
de cada cien ningún hombre se critica a sí mismo por nada, por grandes
que sean sus errores.
La crítica es inútil porque pone a la otra persona en la defensiva,
y por lo común hace que trate de justificarse. La crítica es peligrosa
porque lastima el orgullo, tan precioso de la persona, hiere su
sentido de la importancia y despierta su resentimiento.